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¿Por qué los agricultores no están utilizando tecnología?


La agricultura es un sector económico en desarrollo que debe empezar a posicionarse como fundamental en los planes de crecimiento para los países y el mundo. Como parte de esta expansión necesaria para el sector, deben contemplarse temas importantes, como la sostenibilidad, la innovación y la implementación de nuevas tecnologías en todos los niveles del ecosistema productivo. 

A pesar de que lo anterior es una realidad para el mundo, y de que las proyecciones de la FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) muestran un panorama retador para el sector agrícola, todavía es común en muchos países encontrar situaciones en la que los recursos destinados al desarrollo del Agro no son suficientes, o peor aún, no llegan a sus beneficiarios. 

La problemática es general, y abarca todo tipo de situaciones que van desde la ineficiencia de algunas entidades públicas, hasta las grandes barrearas tecnológicas que afronta el sector en general. Con un mundo cada vez más tecnificado y digitalizado, es fundamental que se empiece a pensar en la alimentación como un recurso que debe ser optimizado bajo planes de desarrollo estrictos que permitan implementar las nuevas tecnologías en el Agro, creando modelos innovadores y que integren profesionales de todas las áreas del conocimiento. 

Para lograrlo, lo primero es pensar e identificar cuáles son esas principales barreras que no han permitido que, especialmente en países en vías de desarrollo, se implemente tecnología para la producción agrícola y ganadera; e incluso, qué está pasando con la capacitación y profesionalización de las personas que tradicionalmente han trabajo el campo. 

Para empezar podría plantearse la idea de qué tan adaptables son las nuevas tecnologías a los territorios, tamaño y rentabilidad en la que la mayoría de los cultivos se encuentran y son explotados por pequeños productores. Muchas de estas innovaciones pueden estar dirigidas a optimizar proyectos agrícolas a gran escala, y por lo tanto su adaptación es o muy compleja o simplemente demasiado costosa para implementar en proyectos menos ambiciosos. La solución es crear tecnologías adaptables y escalables, que piensen en los productores que explotan pequeñas parcelas y que luego puedan optimizarse para las grandes corporaciones, no al revés. 
Otro de los grandes interrogantes que podría plantearse en cuanto a las barreras tecnológicas para el sector Agro, es la posibilidad y  acceso de los agricultores al conocimiento y beneficios de los nuevos métodos. Muchas veces puede ser una cuestión de percepción, de miedo al cambio. Pongámonos en los zapatos de una persona que ha vivido y trabajado toda su vida en el campo, igual que su familia, durante años. Pensar que estas personas deben adaptarse a los cambios e implementar tecnologías y modelos disruptivos de la noche a la mañana no tiene sentido alguno. 

La capacitación es fundamental, se necesitan más profesionales dispuestos a trabajar en el sector agrícola, más empresas dedicadas a generar innovaciones específicas para cada región o cultivo, y más centros educativos especializados, con suficiente cobertura para generar un cambio de verdad. 

Como sector, el Agro todavía afronta muchos retos y barreras, especialmente en cuanto a la adaptación e implementación de nuevas tecnologías. Aunque las proyecciones para 2018 son optimistas en cuanto inversión, todavía queda un camino largo por recorrer y muchas innovaciones que terminarán por transformar la forma en la que se produce hoy. 

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